UÑA REDONDA: es la forma más típica de la uña y la requiere menos mantenimiento. Se consiguen muy fácilmente limando la parte del centro con la lima recta y, en las esquinas, trabajar con la lima en diagonal para ir redondeándolas. Este tipo de forma te favorecerá muchísimo si tu crecimiento de la uña es más redondeada. También es ideal para las manos pequeñas, dará sensación de ser más largas y, además, un toque elegante y femenino.
UÑA CUADRADA: son muy fáciles de conseguir, solo se tiene que poner la lima recta y limar en horizontal, sin meter la lima en los laterales. Hay que tener en cuenta que estas uñas dan sensación de dedo ancho, así que si sufrís de eso es mejor no llevar este tipo de forma. Este tipo de forma también se rompe con más facilidad, porque tiene las esquinas salientes. La forma cuadrada está muy recomendada para las uñas de los pies, porque así evitamos que se nos claven. La forma de uña cuadrada también es muy recomendable para aquellas chicas que tengan el crecimiento de la uña más geométrico, es decir, poco redondeado.
UÑA OVALADA: este tipo de forma nunca pasa de moda, porque es una mezcla de las uñas cuadradas y ovaladas. Tienen la largura de unas uñas cuadradas, pero con los bordes redondeados. Redondear un poco más las puntas hará que las esquinas no se enganchen en la ropa y sean más cómodas de llevar.
UÑAS EN PUNTA: esta forma es la más extraña y menos cómoda de llevar. Para hacerlo con la uña natural es muy difícil, porque al ser acabada en punta se rompe enseguida y además no el corte no es práctico. Yo os recomiendo que si queréis usar este tipo de forma, utilicéis uñas postizas. La ventaja que tiene esta uña es que estiliza muchísimo los dedos.
Tened en cuenta que como más largas llevéis las uñas más os las tendréis que cuidar, porque se pueden romper y debilitar con más facilidad. Yo os recomiendo que os apliquéis algún esmalte protector o esmalte con vitaminas para mantener la uña fuerte.
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